Estamos viviendo una carrera universal sin precedentes centrada en la lucha de la humanidad contra un virus diminuto pero extremadamente poderoso que nos ha costado millones de vidas y colapsos económicos irreversibles como humanidad. Una carrera que se asemeja a aquella del espacio que tuvo lugar a finales del siglo pasado, debido a que nos enfrentamos ante un peligro fatídico completamente desconocido pero que se diferencia por el hecho de que no se trata de una simple exploración astronómica sino una cuestión de destrucción en tiempo record. Una carrera cuyo triunfo será de las mayores hazañas documentadas en la historia de la humanidad, que nos devolverá la confianza y la esperanza, nos devolverá la “normalidad’ que tanto anhelamos, que nos pondrá en rumbo hacia el progreso transformativo y no en la supervivencia obstruida como nos encontramos ahora, que dara un fin definitivo a esta catastrófica pandemia. Estamos hablando nada más y nada menos que la carrera en búsqueda de la vacuna para combatir la enfermedad, Covid-19 o el virus SARS-CoV-2.
El nombre se origina del hecho que pertenece a la familia de los 7 coronavirus humanos junto con el SARS, síndrome respiratorio agudo identificado en el 2003 y el MERS, síndrome respiratorio de Oriente Medio identificado en el 2012. El peligro monstruoso de este virus originario de Wuhan, China a finales del 2019 se fundamenta en su facilidad y rapidez de contagio y la posibilidad de contar con portadores completamente asintomáticos a la vez que de pacientes con síntomas respiratorios letales. A pesar del desconocimiento y extrañeza del virus, del hecho de todos los días surge más información que nos sorprende o nos da esperanza y de que el camino todavía es largo para conocer en totalidad a nuestro enemigo, cientificos, academicos, filántropos y emprendedores a través de la tierra se han embarcado en una carrera sin precedentes con resultados espectaculares. Asimismo fue una lucha que comenzó con ventajas astronómicas: las investigaciones pasadas realizadas para vacunas contra el SARS y el MERS, las cuales proporcionaron acercamientos posibles y valiosos.
El coronavirus se reproduce al encajar sus proteínas S (que le dan su nombre pues crean una corona de púas en la superficie) en receptores específicos de la célula humana y una vez acoplado introduce su ARN (información genética). La célula entiende que el ARN del virus es propio y al ser así se hace el auto harakiri, crea millones de copias iguales, produce proteínas virales que posteriormente pasan a ser virus completos, los cuales salen de la celular infectando a otras. Es así como cada virus puede crear entre 10.00 y 100.000 copias en las dos semanas de incubación y según la OMS (Organización Mundial de la Salud) desarrollar síntomas leves en el 80% de los afectados, síntomas severos en el 14% y finalmente una enfermedad grave en el 6%.
Actualmente hay aproximadamente 140+ candidatos de vacuna alrededor del mundo, de los cuales 13 se encuentran en evaluación clínica y el resto en pre-clínica. La diferencia entre estos reside en su plataforma, es decir como la muestran el virus al organismo La primera generación de vacunas denominadas “vacunas con virus vivos” cuenta con 9 candidatas en la carrera y son el metodo mas comun y comprobado a lo largo de la historia. Estas consisten en inyectar una versión debilitada del virus al cuerpo la cual no puede reproducirse ni causar daño pero tiene el antígeno que prepara al sistema inmune. La segunda generación de vacunas, denominada “inactivadas” resulta ser un método relativamente novedoso y cuenta con 72 candidatas. Este consiste en darle al organismo solo un antígeno en vez de todo el coronavirus con el objetivo de que esta pieza clave active el sistema inmune. Y finalmente la tercera generación de vacunas de carácter revolucionario e intrépido, no usa ninguna parte del virus sino que al contrario consiste en proveer al organismo con piezas diminutas del código genético para que las células puedan reproducir el antígeno que activa la respuesta inmunitaria. De esta existen 27 candidatas de las cuales la más prometedora hasta el momento resulta ser la de Moderna, INC, una potencia en biotecnología centrada en la ciencia del ARNm (ácido ribonucleico mensajero).
Lo complejo y paulatino de este proceso resultan ser los ensayos clínico, los cuales consisten en 3 fases y el tiempo meta son 12 a 18 meses. En la primera fase se provee la vacuna a un grupo controlado de individuos y se verifica que no se presenten efectos secundarios peligrosos. En la segunda se prueba nuevamente la seguridad en un grupo más grande pero también se determina la efectividad al monitorear la respuesta del sistema inmune. Tras tiempo y éxito, la candidata pasa a la última etapa donde se revisa por última vez con absoluta meticulosidad y rigor lo anterior en un grupo gigante de individuos.
Debido a que varias candidatas han hecho este proceso de testing en fases de manera simultánea los avances se han hecho en tiempo récord y se espera tener una vacuna avalada para toda la población mundial dentro de pocos meses. Sin embargo, por factores éticos trascendentales y riesgos irreversibles que se deben impedir a toda costa se debe mantener la precaución, profesionalismo y precisión durante todo el proceso para que los resultados sean seguros y beneficiosos. Más aún, una vez la vacuna esté rondando en la humanidad se debe conservar el monitoreo minucioso para mantener todo bajo control. A pesar de la esperanza, fe y admiración que sentimos hacia todos los científicos y académicos, al igual que las universidades y compañías de biotecnología que han batallado este enemigo común con su habilidad intelectual y sus herramientas excepcionales cuando llegue la noticia de que ya una vacuna superó todas las fases vendrán más dilemas y coyunturas intrincadas.
Cuestiones como si se construirá un monopolio, es decir un solo laboratorio liderado por X industria será quien produzca todas las vacunas o compartirán su receta para que demás contrincantes ayuden a acelerar el proceso. Cuál será el criterio para decidir quién recibirá la vacuna, los trabajadores esenciales como empleados del área de salud, distribuidores de alimentos, entre otros, o los ciudadanos del país donde se cree la vacuna. Más aún será más urgente inmunizar a una potencia mundial cuya economía es el motor fundamental del mundo y necesita reactivarse al 100% lo mas pronto posible, o el pais tercermundista que no cuenta con el colchon economico y las camas de UCI para aguantar más esta crisis sanitaria. Será la vacuna accesible como se espera y al ser así todos estamos en igualdad de condiciones o será el dinero y el status un factor que te de mas ventaja. Todos estos dilemas centrados en la política y lo económico, en un posible surgimiento del nacionalismo o monopolio generan temor e incertidumbre en la población mundial que anhela unión y cooperación pero sabe conscientemente que por más enemigo común, el sistema que construimos nos ha obligado a existir en medio de desigualdades y diferencias perjudiciales.
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