top of page
  • Foto del escritorEn Perspectiva

Me Vendo; María José Rojas González

Estoy agotada. Es suficiente. No puedo más con aquello que llamo “la prostitución de la Generación Z”. Para nadie es sorpresa que las mujeres nos sentimos presionadas por la sociedad para cumplir ciertos parámetros de belleza. Debemos tener curvas y “de donde agarrar”, pero no tantas para ser consideradas “gordas”, el abdomen tonificado, la cintura de avispa, la mandíbula marcada (pero no lo suficiente para tener rasgos varoniles), el pelo liso y sedoso, los ojos grandes, las pestañas largas, los labios acolchonados y la nariz pequeña. Chao a la papada, los cachetes, las estrías, la celulitis y el pelo crespo. Chao a las mujeres reales. 


Es tal la presión que sentimos, que ahora, con ayuda de las redes sociales, es mucho más fácil vendernos. Estamos tan desesperadas que hemos llegado al punto de mover la cola para obtener miles de likes. ¿Y lo más repugnante? Le hacemos caso a los comentarios de “haz este baile y los panas te damos 1k likes, 5k, 8k, 10k, 15k likes….” Parecemos strippers, modelos webcam. La única diferencia con las trabajadoras sexuales es que ellas ganan dinero y nosotras ganamos “popularidad”. 


Y me pregunto, ¿por qué queremos ser populares? ¿para qué?... ¿Tenemos realmente algún talento más que menear la cola en frente de una cámara? Estoy segura de que sí, pero no lo demostramos. Esto no quiere decir que le estoy dando la razón al hombre para que nos sexualice. En últimas, lo que hagamos no debe ser una razón para no obtener respeto. Eso no es negociable. A lo que voy, es que es realmente triste que utilicemos el tiempo en este tipo de actividades y estemos diariamente compitiendo por quién obtiene más likes, más comentarios, quién es más sexy, más linda, está más buena. ¡Es insoportable!. Basta con entrar  a Tik Tok para ver a niñas (porque sí, hay niñas que tendrán menos de 16 años) bailando sensualmente porque eso es lo que más se vende. 


Creo que existe un patrón de este tipo de comportamientos en las redes sociales. Antes, cuando entraba a Instagram, la página principal estaba llena de fotos de mujeres semi desnudas, niñas haciendo poses muy provocativas y jóvenes siendo sexis para ganar likes. Ahora, por el contrario, en Instagram me encuentro con muchos posts de  “body positivity” y me encanta. Sin embargo, Tik Tok se ha convertido en lo que Instagram era para mí. De todo esto solo me queda una duda: ¿en algún momento va a dejar de existir o, simplemente, el contenido será similar e irá cambiando de red social en red social?.


No lo sé. No sé qué va a pasar, pero sí sé qué me gustaría que pasara. ¡Debemos dejar de hacer ese tipo de cosas! Y no, no estoy diciendo que la culpa sea nuestra. Creo firmemente en que si bailamos así o mostramos todo nuestro cuerpo y lo hacemos porque realmente nos gusta, porque nos sentimos bien y estamos felices y cómodas, ¡está bien!. No hay ningún problema. Lo que no está bien es que lo hagamos porque sentimos que lo debemos hacer porque no, no es así. No le debemos nada a nadie. Esto lo único que hace es reforzar ideas machistas. En este momento, nosotras somos las únicas capaces de cambiar eso. Es un círculo vicioso y, mientras en esta sociedad le enseñamos a los hombres a comportarse como seres humanos, empecemos nosotras por hacer el cambio. Si no queremos, no les sigamos el juego, no les prestemos atención a lo que digan, no escuchemos sus críticas sobre nuestro cuerpo, no los tengamos en cuenta para tomar decisiones. Y así llegaremos al punto al que les diremos: ¿Le gusto? ¿Sí?, y sino, pues no mire. 




30 visualizaciones0 comentarios
bottom of page