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El maquillaje, la política y la feminidad; Rosa Piedrahita

El maquillaje ha sido siempre una muestra libre de revolución, un espacio único que permite reflejar expresiones, sentimientos o luchas por medio de colores y técnicas. Es el arte constante de la evolución, que por años ha sido el responsable de hacer momentos memorables a partir del impacto y la recordación.


Personalmente veo al maquillaje como una herramienta de expresión personal que me permite mostrar mi individualidad, gustos, habilidades e incluso sentimientos, pero sobre todo me transmite poder, seguridad y confianza. Es mi pequeño acto político que me lleva a tomar decisiones cada mañana y me permite mostrarme como quiero.


El maquillaje me recuerda diariamente que la feminidad tiene poder, también que solo yo tengo la capacidad de definir lo que soy y lo que quiero, es una forma de liberación constante que me deja ver más allá de los prejuicios. Es el aliado ideal para respaldar nuestras causas en un mundo donde el solo hecho de ser mujer nos hace estar sujetas a la crítica constante de una sociedad que nos denigra y menosprecia.


El hecho es que la sociedad se ha encargado de catalogar todo lo que está asociado con la feminidad como un tema banal o superficial, que resalta la debilidad y poca inteligencia con la que muchas veces se nos estigmatiza. El problema principal parte del concepto, ya que para muchos la feminidad está ligada a esa construcción irreal de la mujer en los ideales machistas, que se relaciona con la perfección, la sumisión y la debilidad. Sin embargo, la feminidad se encuentra muy alejada de ese concepto, pues se relaciona con la construcción y el descubrimiento, es un concepto que goza de performatividad y se nutre con las definiciones personales que tiene cada mujer sobre lo femenino.


En este proceso constante de lucha también se usan herramientas tradicionales para la deconstrucción de esa idea errónea de mujer, así como de feminidad. Entre estos se encuentran muchos relacionados con la belleza, como la moda y el maquillaje, pero nuevamente estas no están arraigadas a concepciones preestablecidas, pues más bien funcionan como formas de liberación no convencionales que permiten la libre expresión.


Existen muchos momentos históricos que han sido respaldados por maquillajes icónicos que permitieron expresar numerosas causas a lo largo de la historia, como los tonos coloridos y brillantes que caracterizaron por años al hipismo o la tendencia de Twiggy compuesta por un delineado pronunciado en los párpados y dobles pestañas postizas, que respaldó la liberación femenina de la década de los 60´s. Así mismo en la actualidad ha sido una forma de expresión clave para las Drag Queens y las mujeres trans.


Al profundizar un poco más en temas conceptuales no cabe duda de que el maquillaje es un acto político. Pues la política está presente en todos los espacios de la vida humana donde hay diferentes relaciones de poder que crean desigualdades y tras esas desigualdades las personas siempre crean formas de resistencia. Eso es el maquillaje, una forma de resistencia que respalda la expresión, liberación y evolución. El aliado ancestral de la lucha femenina que va más allá de la apariencia y que apoya a la feminidad como poder transformador.


Las luchas en contra de las desigualdades que han enfrentado las mujeres a lo largo de la historia son diversas y extensas, y todas se relacionan con la equidad de género, la libertad y la decisión. Mujeres alrededor del mundo que rechazaron la visión masculina y optaron por crear una nueva visión de feminidad; Frida Kahlo, Hedy Lamarr, Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera y muchas otras vieron en el maquillaje una forma de resistencia, donde expresaban su autonomía, su arte, reflejaban sus causas y sobre todo expresaban que eran libres de tomar esa decisión sin importar las preconcepciones machistas de la sociedad en la que vivían.


En el caso de Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, dos de las activistas mas trascendentales en la visibilización y ruptura de estereotipos de la comunidad LGBTIQ+ y particularmente de la comunidad trans, utilizaron su maquillaje no solamente como la forma de expresar su arte sino también como una declaración política de libertad, permitiéndose ocupar espacios que históricamente les habían sido negados. Su maquillaje se convirtió en parte de su identidad y en la caracterización del orgullo de su comunidad.


Si algo queda claro para mí es que la feminidad tiene poder, pues el solo hecho de ser mujer y lo que esto acarrea ya es un acto político. Nuestras formas de lucha no nos hacen banales ni mucho menos superficiales, el maquillaje o la forma como nos vemos no le resta importancia a nuestro mensaje, más bien lo representa. Como mujer soy la única que puede decidir cómo expresarme y el maquillaje siempre será una herramienta que tendré a disposición de mi revolución.

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