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El Aborto; un Caballo de Troya; Guillermo Francisco Reyes Larrazábal

Guillermo Francisco Reyes Larrazábal

Director y Fundador

La bonita Bogotá; florida, llena de colores, sabores, lugares coligados con momentos. Pero desde hace un par de meses, quizás ya años, ha sido marcada por un fuerte color verde. Un verde que atosiga las miradas, que estimula los sentidos. Es un verde que ahora vive amarrado, buscado, investigado. Es hoy en día, sin duda alguna, el color más controversial del país. Pasamos del rojo candente de la sangre, de lo que fue y sigue siendo la guerra interna que llenaba los titulares de los grandes diarios, hasta que llegó el verde. Pero ojo, este no es el verde de algún semáforo, ni tampoco es el verde de un equipo antioqueño o caleño, ni menos de algún partido político; es el verde profundo que a muchos persigue hasta en los sueños. Han sido ya muchas las frías mañanas, que al pie de la Jiménez, mordiendo los olores del monte que trae el agua de cañada del eje ambiental, que este verde se ha aparecido frente a los ojos de un hombre curioso, que mira con ternura aquel color y se pregunta si lo puede algún día portar.

Este es el verde que portan hoy, ayer y seguramente mañana, las mujeres que alzan su voz, por que se han cansado de la desidia de los tiempos actuales; del hombre. Bordadas en un verde fuerte, acompañado por un morado con blanco, son de este color las banderas, las bandanas y la pintura de las mujeres que se cansaron de esperar porque sus casos sean escuchados y apoyados. Millones son las verdes (no del partido político, pero sí de corazón). ¿Por qué el verde? Los hombres no podemos responder.

El aborto ha sido en los últimos 20 años, una de las controversias mas grandes al rededor del mundo, porque ha sido quizás la mayor exigencia que han tenido las mujeres frente a los hombres, en busca de que por fin se dé una emancipación que ha estado en deuda por muchísimo tiempo. Antes de adentrarme formalmente en la definición y aproximación de la columna, haré una previa aclaración: soy un hombre, que nunca entenderá ni sabrá lo que se siente ser mujer, por lo que nunca intentaré ni en lo más mínimo, interpretar con la perspectiva de un hombre blanco colombiano los problemas que las mujeres afrontan. Sin embargo, estoy y estaré en la vanguardia por defender los derechos de las mujeres que sienten que estos han sido vulnerados. Los hombres no debemos intervenir en el desarrollo de los derechos fundamentales de las mujeres.

La Corte Constitucional colombiana, en su sala plena tuvo un empate jurídico en la decisión más importante para las mujeres en el ultimo año; la legalización del aborto. Colombia ha estado conflictuada por opiniones controversiales sobre este, ya que las ideas principalmente fundamentadas en concepciones religiosas y en políticas conservadoras han frenado la legitimación del derecho de las mujeres sobre su cuerpo. Bien, este no será un estudio sobre la decisión de la corte, sí será una deconstrucción del aborto como método de instrumentalización de los intereses comunes de las mujeres; quizás llamarle un caballo de Troya.

De manera directa, sucinta y concreta; el aborto hoy en día ya dejó de ser una posibilidad, es necesario legalizarlo. Fundamentalmente, la legalización del aborto representa el pedazo fundamental en la promoción de los derechos de la mujer. ¿Por qué? Porque es necesario dejar en claro que las mujeres son dueñas de su cuerpo y tienen total autonomía sobre las decisiones que tomen con este. John Locke consideraba que las libertades del ser humano comenzaban desde el momento en el que se identificara al cuerpo como legítima propiedad privada del ser. Por eso resulta tan convincente la frase de “mi cuerpo, mi decisión”. Lo cual resalta consigo una paradoja existente en estos tiempos pandémicos; ¿por qué se debe proteger el derecho a elegir libremente si se vacuna o no, pero no se debe proteger el derecho a que la mujer decida si quiere o no tener un hijo? ¿No era mi cuerpo, mi decisión?

El problema entonces, tiene mucho que ver con una pérdida de legitimidad de los cánones históricos que han determinado que la mujer debe ceñirse a la autoridad y determinación del hombre, pero ello no es ni debe seguir siendo así. El hombre es meramente un consultor sobre lo que la mujer quiere hacer con su cuerpo y su vida, puede opinar pero nunca deberá decidir por la mujer. Y he aquí uno de los grandes quids del feminismo y la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer; así como el hombre dispone libremente de sí mismo, la mujer también debe de poder hacerlo.

Si se le preguntase a un “pro vida” cual es su argumento principal en contra del aborto libre, seria algo de la siguiente índole, “se debe proteger la vida del feto tanto como de la madre…O…las tres causales determinadas por la corte ya suplen todo lo necesario en el tema del aborto…O…desde el momento de la fecundación del feto se respeta la vida.” Posiblemente hagan falta más excusas dentro del ideario pro vida, sin embargo, estos ejemplos muestran la insuficiencia argumentativa, y lo fácil que sus defensores caen en falacias. El hecho de que la mujer tenga la posibilidad de acceder a un beneficio -como lo es el aborto-, no quiere decir de manera automática que va a hacerlo.

Las tres causales de la Corte Constitucional, expuestas en la sentencia C-355 de 2006 son :

i) Cuando el embarazo puede causarle daño a la madre.

ii) Malformación del feto.

iii) Cuando el embarazo sea causal de acceso carnal abusivo.

Ésta estructura, no cobija suficientemente las necesidades de las mujeres que buscan acceder al aborto, ya que no se reconocen causales relacionada por ejemplo a las madres menores de edad, o aquellas que no se encuentran en las posibilidades económicas de proveerle una vida digna a su hijo, entre otras.

La dignidad humana es la piedra angular del Estado Social de Derecho colombiano, y en este caso se debe proveer una justicia en pro de la protección y promoción del derecho fundamental a la dignidad humana, en la extensión del uso y la disposición del propio cuerpo. Ha sido ya un largo camino, el que han recorrido mujeres de todo ámbito político, social y económico, buscandose que se legitimen sus derechos y que se les reconozca la capacidad de tomar decisiones de manera individual sobre su propio cuerpo. Tanto México como Argentina han dado el paso para legalizar el aborto. ¿Qué ha detenido a Colombia?

El llamado entonces, es a reconocer en primer lugar que los hombres no tenemos razón alguna, y mucho menos legitimidad, para intervenir sobre un tema pura y plenamente femenino. En segundo lugar, el aborto es un llamado, mas que de reconocer el derecho de las mujeres a abortar, es la proclamación de la libertad femenina, sobre su cuerpo y sobre el paternalismo del hombre. Este es el momento en el que se marca la historia, momento en el que las voces de miles de mujeres que se visten de verde y morado, contribuyen a la construcción de un Estado verdaderamente garantista de los derechos. El aborto legal y seguro, ya.



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