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Masacre Empresarial; Santiago Archila

La polarización ha llegado a niveles impresionantes en todo el mundo, la política se ha vuelto un plano de fanatismos y falacias, sin embargo lo peor es que no nos estamos dando cuenta. Tras la catástrofe democrática, social y económica de Venezuela, fuimos muchos los que pensamos que sería el final para cierta línea de discursos, pensamos que sería la prueba fascinante que sacaría el socialismo en América Latina, ese mismo socialismo que alguna vez Vargas Llosa definió como: “una manga de sinvergüenzas que se aprovechan del ignorante para robar y enriquecerse a nombre de la igualdad.”

Con el pasar de los meses la tragedia argentina es cada vez más irreversible, con un kirchnerismo dispuesto a duplicar el daño que ya había causado. En muy pocos meses, el país sufrió un vertiginoso cambio de ciclo económico que, aunque parezca espontáneo, viene construyéndose desde hace tiempo. Aunque en sus cuatro años de gobierno Mauricio Macri hizo innumerables cantidades de reformas para atraer inversión y mejorar la confianza inversionista, le fue muy complicado y cerraría su gobierno con una economía volátil y más de 24.500 pymes extintas. Pero desde la posesión de Alberto Fernandez la economía argentina se ha desplomado en tiempo récord, y con sólo cinco meses de gobierno ya se reporta la salida de grandes multinacionales del mercado nacional y el cierre de más de 24.000 empresas.

Sin duda el coronavirus ha sido un factor para la decaía en la economía gaucha, pero ese no ha sido el mayor factor de este fenómeno que tiene a Argentina al filo del autoritarismo político y el pragmatismo económico. Antes de que llegara la pandemia, multinacionales como Telefónica y Nike anunciaban su salida, y como ellas en los últimos meses han sido decenas las compañías que decidieron retirarse por la poca rentabilidad de sus operaciones en este país. Hace poco menos de un mes, BBC realizó varias entrevistas con los CEOs de las multinacionales que decidían abandonar el país, los cuales por generalidad definieron al país como “un mercado demasiado complicado”. Dentro de las problemáticas enunciadas los factores comunes eran los sindicatos, la política cambiante y conflictiva, los excesivos controles de precios y divisas, y otras formas de intervencionismo estatal instauradas por el gobierno actual. Otros como la aerolínea Latam, que ha decidido cesar sus operaciones, culparon a los constantes conflictos estatales y la sobrecarga tributaría, incluso en épocas de pandemia. Destacaron que todas estas trabas hicieron que operar en el país “resultara un 41% más costoso y que la productividad de la tripulación fuera un 30% más baja que en cualquiera de los otros 26 mercados” en que los que opera la aerolínea chilena.

Con la creación de nuevos “impuestos solidarios” por la administración Fernández, ahora Argentina se coloca como el segundo país con mayor carga de tributación empresarial en el mundo y la más alta de la región, con un porcentaje del 106% sobre beneficios, según el Banco Mundial. El mayor reto de esta nueva administración iba a ser reducir de manera urgente la carga fiscal sobre el sector privado mientras se reducía el déficit fiscal cortando el gasto estatal. Irónicamente, este prematuro gobierno llegó a realizar estrictamente lo opuesto, aumentar los impuestos sobre las empresas y multiplicar el gasto gubernamental, lo cual ha causado que Argentina se proyecte ante el mundo como un gobierno antiempresa, que será fatal en el proceso de la recuperación postpandemia y la segunda ola de globalización que se avecina en la reconstrucción social, económica y política del mundo.

Las cíclicas crisis económicas y la precaria calidad institucionalidad del país argentino son su peor aliado en este momento, hace que se refleje como un destino de inversión poco atractivo, creando una desconfianza inversionista que limita su capacidad de endeudamiento, que ya llegó a su tope. Esta limitación de generar deuda externa ya está jugando una mala pasada, pues el gobierno tiene las manos atadas para dar alivios covid-19 a las miles de empresas pequeñas y medianas que estando a punto de quebrarse, y generan el 75% del empleo. El segundo error fatal es que hace que en este momento se financie la mitad del gasto público estatal con emisión monetaria, que en vez de ir en bajada va en subida, tal como lo hizo la administración de Nicolás Maduro hace unos años.

Al igual que Colombia, Argentina es un país con un potencial gigante que necesita imperiosamente retomar el camino de la institucionalidad y el apoyo al sector privado para así desbloquear el crecimiento integral que no ve desde el 2018. Lo preocupante está en que a pesar de ser Latinoamérica el principal testigos de la desgracia cubana y venezolana, las políticas socialistas y marxistas siguen tomando fuerte popularidad entre los jóvenes de la región.

¿Cuántas Venezuelas más verá el continente americano en las próximas décadas?

Santiago Archila Correa.

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