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La Revolución de Not a Bot; Ma Alejandra Martínez.

María Alejandra Martínez.

Estudiante de 2.º semestre de Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Navarra. Venezolana viviendo en España. Apasionada por los temas globales y populares que moldean nuestro mundo.


El 17 de octubre de 2023, Elon Musk, conocido por sus audaces y en su mayoría criticadas acciones en el ambito tecnológico, ha iniciado un valiente experimento dentro de X. El proyecto de Musk, "Not A Bot", introduce un modelo de suscripción que cobrara a los usuarios una tarifa anual de tan solo $1. Este innovador emprendimiento se esta probando primero en Filipinas y Nueva Zelanda, ya que X, bajo Elon Musk se ha distanciado del modelo propuesto por sus fundadores, que solía ser completamente gratuito para sus usuarios. En un mundo donde el cambio es la única constante, las redes sociales no son la excepción.

La suscripción "Not A Bot", tiene el potencial de inaugurar una nueva realidad, pues más allá de una simple compra es un catalizador de cambio, tanto en el mundo de las redes sociales como posiblemente en un panorama mas amplio de noticias y periodismo.

A menudo se suele olvidar que las redes sociales son mas que un espacio en el cual se comparten fotos de mascotas , sino que ademas conforman uno de los sectores económicos mas potentes del siglo XXI. En base a datos del Banco Mundial, la economía digital representa actualmente el 15.5% de la economía global. Dada su creciente relevancia, surge la pregunta: ¿Por que se esta incentivando a pagar por servicios que eran gratuitos?

Tradicionalmente, las empresas de redes sociales han basado sus beneficios en la publicidad, ofreciendo servicios gratuitos a los usuarios a cambio de que su experiencia este en gran medida marcada por la visualización de anuncios,. No obstante, en los últimos anos, este modelo de negocio ha enfrentado desafíos significativos. Factores como un mercado publicitario debilitado, restricciones de privacidad impuestas por gigantes tecnologicos como Apple y la creciente amenaza de supervision regulatoria han erosionado la capacidad de estos conglomerados para monetizar de manera efectiva sus plataformas. Durante el ultimo ano, se han presenciado los primeros pasos de las redes sociales de pago. Gigantes como X y Meta ya han implementado modelos en los que cobran por la verificacion de usuarios. Ademas, a diferencia de la practica tradicional, Instagram y Facebook están explorando nuevos territorios al permitir que las personas paguen una tarifa mensual para mejorar su visibilidad sin necesidad de etiquetar explícitamente su contenido como publicidad.

Este cambio, como señala Jason Goldman, ex vicepresidente de producto de Twitter, difumina de manera fundamental la línea entre la publicidad tradicional y el contenido generado por el usuario. Enmarcando así el primer problema que presenta este nuevo modelo de redes sociales de pago. El riesgo de segmentar a los usuarios en niveles. Esto podría desmotivar a ciertos usuarios a compartir su contenido por completo, alienando a aquellos esenciales para la relevancia de las plataformas, en un contexto donde cada vez se aprecia aun mas la autenticidad y una experiencia de usuario menos comercializada.

A medida que esta transformacion revolucionaria continua desarrollandose, la línea entre el contenido autentico generado por el usuario y la publicidad se vuelve cada vez mas difusa. Es importante plantear una pregunta fundamental: ¿cómo impactará esta revolución en la naturaleza de las interacciones y la autenticidad del contenido en las plataformas de redes sociales?

Un aspecto esencial de las redes sociales basadas en suscripciones radica en el acuerdo implícito que podría surgir entre la plataforma y sus usuarios de pago. Cuando los usuarios se comprometen con una suscripcion anual o mensual, naturalmente esperaran un nivel mas elevado de calidad y autenticidad en el contenido. Demandaran informacion precisa, creíble y valiosa a cambio de su inversion financiera. En este nuevo escenario, los usuarios dejan de ser simplemente usuarios para convertirse en clientes.

Este cambio plantea un desafío significativo en cuanto a las políticas de moderación de contenido y su implementación en estas plataformas. La incertidumbre persiste en cuanto a si las plataformas estarán a la altura de esta tarea, y este factor podría definir el éxito de esta nueva era. Las plataformas basadas en suscripciones se ven ahora mas que nunca en la obligación de abordar activamente la desinformación, el discurso de odio y otras formas de toxicidad en línea para mantener la confianza y la participación de sus clientes. En este contexto, la moderación de contenido adquiere un rol fundamental, siendo esencial para garantizar la calidad y precisión de la información compartida, así como para consolidar la seguridad de los datos de los usuarios.


Un punto crucial en la era de la privacidad en línea. Esto conlleva la imperante necesidad de establecer mecanismos de moderación de contenido excepcionalmente sólidos, eficientes y proactivos. No obstante, esta necesidad no se origina únicamente desde una perspectiva ética, como sería deseable, sino más bien como una consecuencia del nuevo poder que ha sido otorgado a los usuarios que pagan estas plataformas; que como clientes pueden pedir estas mejoras.

Dentro de este contexto de cambio y nuevas reclamaciones, hay otro sector que se tiene que tomar en cuenta: la prensa. La transformación de las redes sociales en modelos basados en suscripciones, con su creciente énfasis en la integridad del contenido, lleva a contemplar la posible simbiosis en evolución entre estas plataformas y la prensa tradicional.

Por un lado, las plataformas de redes sociales basadas en suscripciones, al asumir la responsabilidad de ser guardianes de fuentes de noticias verificables y precisas, marcan un giro significativo en el ecosistema de la información. En una era marcada por la proliferación de desinformación, la priorización del periodismo creíble se convierte en un imperativo para estas plataformas. Esto implica un reconocimiento por parte de las redes sociales de su funcion esencial en la preservacion de la integridad informativa.

Esta evolucion plantea preguntas críticas sobre el futuro del periodismo. Con las plataformas de redes sociales asumiendo el papel de “watchdogs” de noticias creíbles, la competencia y los desafíos para los periodistas se intensifican. Los periodistas se verán en la posición de adaptarse a un entorno en constante cambio, manteniendo su relevancia y ética en una nueva dinámica de colaboración con las redes sociales, donde la calidad y veracidad de las noticias son fundamentales.

Los periodistas navegan en un territorio inexplorado, donde su labor debe no solo informar, sino también adherirse a los mas altos estándares éticos y de precisión para asegurar un lugar en el ámbito digital. A medida que la distinción entre las noticias y el contenido generado por el usuario-cliente se difumina, los periodistas se ven desafiados a redefinir sus roles y fortalecer su compromiso con la verdad y la precisión.

Esta revolución digital esta remodelando el panorama del periodismo, exigiendo que los periodistas estén a la altura de la ocasión, abrazando el paradigma en evolución y permaneciendo como faros de información confiable en un mundo donde los límites entre las noticias y las redes sociales convergen. En un mundo en constante cambio, las redes sociales se enfrentan a una revolución iniciada con la iniciativa "Not A Bot" de Elon Musk. Desafiando la relación de los humanos con la esfera digital. El paso de la gratuidad a las suscripciones en las redes sociales redefine el valor del contenido en línea, poniendo en cuestión la autenticidad y la calidad. Este cambio exige a las plataformas garantizar la integridad informativa y a los periodistas adaptarse a un entorno donde las noticias y las redes sociales convergen, re-definiendo su papel como faros de información confiable en este nuevo panorama digital en constante evolución. El futuro de las redes sociales, el periodismo y la autenticidad depende de nuestra demanda de calidad y de como navegamos en este paisaje digital reprogramado, donde la verdad se convierte en el faro que guía nuestra interacción en línea.

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