La cuarentena no le gusta a nadie, esto es un hecho, y además ha develado algunas tensiones políticas alrededor del mundo, donde las medidas requeridas para controlar la pandemia han sido utilizadas con oportunismo, generando mas división y fragmentación social. En esta columna voy a dar mi punto de vista acerca de dos casos específicos que considero perfectos para describir el oportunismo político.
El primer caso, la alcaldesa Claudia López. La agenda política de la señora Claudia López no la permite trabajar en conjunto con la Presidencia para coordinar una solución viable para la pandemia. No voy a negar que la alcaldesa de la Capital ha manejado algunos aspectos de la pandemia bien, pero esto no justifica el hecho de que la alcaldesa está usando la situación actual para ganar votos en las siguientes elecciones presidenciales. Para los que vivimos en Colombia, esta claro que la alcaldesa y el presidente no se llevan bien. La falta de cooperación entre los dos dirigentes es un tema desconcertante teniendo en cuenta que la mejor manera de combatir la pandemia es teniendo un sistema dinámico donde la Presidencia y las diferentes alcaldías estén buscando una solución en conjunto. Pero cuando el presidente Iván Duque dice que toca terminar la cuarentena, Claudia López dice que toca volver a la cuarentena obligatoria. La alcaldesa se escuda detrás de los números y estadísticas para justificar su criticismo, pero su prepotencia y su modo de gesticular deja muy claro que a Claudia López solo le interesa llegar a la presidencia. Lo que le hace falta comprender a la alcaldesa es que hay una necesidad económica detrás de todo el drama causado por la pandemia, y si nos encerramos todos simplemente no se va a poder hacer nada al respecto. Es necesario trabajar en equipo para sobrevivir cualquier crisis, por eso la alcaldesa debería ver el panorama completo para darse cuenta de que sus aspiraciones y su deseo de poder no contribuyen a ningún tipo de solución.
El segundo caso, las protestas en Estados Unidos. Yo no estoy en contra de que la gente proteste, pero me parece un insulto utilizar una protesta bien fundamentada para promover sentimientos en contra del establecimiento. Uso las protestas en Estados Unidos como ejemplo porque lo que ahora son protestas en contra de las instituciones antes eran protestas contra el racismo y la brutalidad policiaca. Es triste observar como las mismas personas que protestan por la brutalidad son capaces de destruir los bienes públicos “en nombre de la justicia”. En estas protestas el oportunismo se ve por parte de los vándalos que tumban estatuas, porque están cometiendo el peor crimen de todos, están borrando la historia. Estos individuos no están tumbando estatuas de personajes históricos por el hecho de que fueron racistas, las están tumbando porque representan el establecimiento. Siguiendo esta lógica es fácil ver por qué borrar la historia seria beneficioso para tumbar el establecimiento, la explicación mas lógica es que sin ningún referente histórico el establecimiento no tiene ninguna sustentación argumentativa para justificar su estructura ni su razón de estar en el poder, lo cual da espacio a otros partidos e ideologías para tomar el control y acabar con el establecimiento. Este tipo de protesta política es legal, pero no beneficia a nadie teniendo en cuenta la pandemia. Este no es momento para explotar los resentimientos del pasado, es momento de estar unidos para encontrar una solución para la situación mundial.
Para concluir, en los dos casos que presenté hay algo en común, la falta de cooperación y la división política. Si seguimos explotando estas divisiones por beneficio propio nunca vamos a encontrar una solución a esta pandemia, ni cualquier otro problema que afrontemos en el futuro. Es momento de dejar al lado el oportunismo y adoptar una mentalidad cooperativa para salir adelante.
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