Rusia es un actor interesante en la política mundial. Aún cuando seas una persona muy enterada de lo que sucede en la diplomacia internacional, no es ningún misterio que el gigante euroasiático es un jugador clave en el sistema diplomático. Rusia, es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, rol que comparte con otros cinco países. Normalmente este bloque se divide en dos: Estados Unidos, Francia y el Reino Unido por un lado y en otro extremo tenemos a Rusia y China. Aunque en su manera de hacer diplomacia, Rusia y China no sean precisamente parecidos. Considerando que ambos tienen una gran influencia en el mundo, el eje económico del gigante asiático lo ha obligado a asumir un enfoque hacia LA diplomacia comercial y de inversión tal y como se puede evidenciar en lugares como Pakistán y varios países del continente africano. Sin embargo, China tiene sus grandes controversias en el sector diplomático. Retomando el tema en cuestión, la manera en la que el país ruso ha conducido sus relaciones diplomáticas siempre ha sido un tema de gran interés personal que cada día me interesa más.
Si hacemos un tour hacia la historia diplomática de la Rusia possoviética, nos encontramos con algo visto como una atracción de un parque temático. Con la llegada al poder de Boris Yeltsin, la tendencia rusa parecía algo muy opuesto a lo que se logra evidenciar hoy. Con Yeltsin hubo gran apertura en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Yeltsin y Clinton reuniéndose con mayor frecuencia, incluso se cuenta una anécdota muy divertida. Durante la primera visita del presidente ruso a Washington. Yeltsin, famoso por su inclinación al alcohol, se embriagó una noche y escapó de los guardias del Servicio Secreto americano. Al encontrarlo, Yeltsin estaba en ropa interior en la avenida Pennsylvania, parando un taxi para ir a comer una pizza. Esta relación de cercanía entre ambos presidentes forjó la esperanza de una nueva alianza entre los dos antiguos enemigos que hicieron del mundo un ring de boxeo por la mayor parte de un siglo. Pero en 1998, entra un nuevo jugador a la escena. Un hombre que no necesita mucha introducción Vladimir Putin.
La llegada de Putin al poder es un fenómeno extremadamente interesante desde cualquier ángulo que se analice. Su postura diplomática es extravagante por no usar otra palabra. Para continuar con el análisis, debo explicar las dos principales tendencias en las Relaciones Internacionales. El realismo, basado en relaciones de mostrar fuerza o incluso un eje defensivo y de poca confianza con el resto del mundo. Por otra parte encontramos el liberalismo cuya tendencia es de mucha apertura y cooperación entre los países. Con la llegada de Putin, el modelo liberal que intentó impulsar Yeltsin cambió por completo. Putin volvió al realismo. Un gran ejemplo de esto es la situación que persiste en los países bálticos en los que después de 5 años de incursiones rusas en su espacio aéreo, la OTAN intervino con el programa de la policía del espacio aéreo de la zona. Por otra parte tenemos su relación simbiótica con la Unión Europea. Hoy en día existe cierta codependencia entre ambos países, con Rusia exportando grandes cantidades de hidrocarburos al bloque económico mientras la Unión Europea presta un negocio muy importante para el país euroasiático pero aún así las relaciones se pueden describir como cordiales. El ejemplo perfecto de esto es otra historia divertida. Putin tenía un perro que adoraba, un labrador negro de gran tamaño que incluso podía llegar a intimidar. Para el presidente ruso, era costumbre asistir a reuniones diplomáticas con el gran animal. En una reunión con la canciller alemana Angela Merkel, que cabe recalcar tiene fobia hacia los perros, el presidente Putin, llevó al canino para que se sentase a los pies de la canciller para incomodarla. Son este tipo de hechos los que nos conducen a pensar exactamente que será lo próximo que hará Rusia.
La respuesta no es una muy difícil, pues si se observan las tendencias, el país apoya hoy en día regímenes dictatoriales como a Bashar al Assad en Siria y Nicolás Maduro en Venezuela, FIRMANDO un nuevo bloque de países que busca romper el status quo establecido durante el siglo XX, algo bastante curioso. En papel, Rusia es un país extremadamente conservador, pues ellos mismos llaman su modelo un conservatismo ruso. Esta postura genera un conflicto entre posiciones más liberales como la que ha mantenido Estados Unidos desde finales de la década de los 70 (por más que no lo parezca con su gran ejército y desconfianza con cierta parte del mundo, el modelo de Relaciones Internacionales americano es extremadamente liberal). Hoy en día la arena de gladiadores suele estar más compartida entre E.E.U.U. y China dejando a Rusia como un tercero, entonces nos podemos preguntar: ¿Cuál es su rol? pues la repuesta es difícil, pero intentaré responder a lo mejor de mis capacidades: el rol ruso es el de ser el país que muestre la mayor cantidad de fuerza militar sin importar las consecuencias. Acá ya entro un poco en especulación propia, pero se puede argumentar fácilmente. Por más que los Estados Unidos, tengan un gran ejército y sean intervencionistas en su política exterior, sus incursiones suelen estar legitimadas por el derecho internacional, amparándose en convenciones de las Naciones Unidas y el consejo de seguridad, por más que haya mucha polémica de como y porque logra la legitimidad de estas acciones. Por otra parte, sabemos que Putin es un mandatario al que no le tiembla la mano en el momento de movilizar su gran ejército, como lo hizo en el caso de Crimea, o las ventas de armas y equipos militares a países sancionados como Venezuela, o incluso su apoyo a regímenes extremadamente controversiales como se evidencia con Siria. Es importante tener esto en mente porque entonces llegamos a ver el rol tan influyente de un país cuya economía no llega a estar entre las 10 más poderosas del mundo. La diplomacia rusa, está fundamentada en aspectos más de fuerza y políticas intervencionistas que cualquier otra cosa y esto lo ha hecho para mantener sus estatus como un jugador clave en el mundo.
En conclusión el país más grande del mundo hoy en día no juega un papel como el que tuvo cuando fue la infame Unión Soviética, pero sus políticas exteriores son causantes de grandes incertidumbres en el mundo. Es precisamente esto último lo que nos conduce a plantearnos si el modelo realista de Relaciones Internacionales es necesario hoy en día aún con la gran liberalización que se ha visto en el mundo. Al modelo ruso se le puede ver como dos caras de una moneda: por una parte tienes un modelo bastante violento y extremo, con grandes consecuencias como las varias sanciones que se la han impuesto al país, pero por otra parte, no se puede negar el gran impacto que Rusia ha tenido en los primeros años del Siglo XXI precisamente por este modelo.
Comments