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Bullying; Gastón J. Siegmund

No es un misterio, que lo que suelo publicar en este medio, tiene un factor muy diferente a lo que trata esta corta redacción, y antes de empezar, quiero dejar claro que no soy un experto en el tema, sino una persona con una experiencia, y una opinión apasionada sobre el tema.


Nunca he escrito, ni compartido muy a profundidad mi historia, y no es lo que deseo hacer en esta situación, pero para entender de donde nace mi opinión tengo que contar mi experiencia de la manera más objetiva posible, dejaré claro que la persona que quiera saber más me puede contactar, pero en este medio no daré nombres de la institución involucrada, ni de las personas responsables, pues esto no se trata de difamar o exponer a la gente. Todo empieza en el 2009, llegando a un colegio nuevo, de un país diferente, siendo malo para el fútbol, apasionado de la lectura, bajito, y un poco extraño por no usar otra palabra. Lo único que no sabía ese día, es que pocas semanas después, empezaría la peor etapa de mi vida, donde incluso las personas responsables por proteger a los estudiantes tuvieron un papel en el momento de empeorar las cosas. Pero el caso, para resumir la historia todo empezó por ese deseo de ser mejor, de ser aceptado, pues lo que más anhelé durante esos dos turbios años, fue tener un amigo, un grupo personas que me aceptaran por lo que soy. El caso, mi historia no es la típica donde está el bully cliché de historieta que me pegaba en los baños para quitarme el dinero del almuerzo, y eran casos mucho más dolorosos que un puño en la cara. La manera en la que esto se desató fue mucho peor, siendo un ataque paulatino a mi persona, donde la gente que creía que eran mis amigos, fueron los encargados de manipular a toda una promoción de colegio a que me aislaran, me hicieran sentir solitario, e incluso que no valía la pena. A veces reflexiono, y pienso que para mi hubiera sido mejor que solo me pegaran un puño en la cara cada día. Pero lo que ocurría era que cuando me acercaba a un grupo de gente las miradas de disgusto hacia mi se volvían en cortos susurros, que acababan con las personas dejándome solo.


Como dije, no entraré en más detalle que eso, pero esos dos años no fueron toda la historia, los ataques disminuyeron, cuando a recomendación de un psicólogo mediocre, y una directiva escolar nefasta, mis padres decidieron que me atrasarían un año, y me pusieran un acompañante en el salón. Las cosas mejoraron, bastante poco, pero mejoraron, por lo menos logré hacer un par de amigos, y el túnel oscuro se iluminaba un poco más, pero una linterna en eterna oscuridad no hace mucho efecto. En esa promoción siempre fui el niño que repitió porque le hacían bullying. Esos cuatro años que siguieron, los eventos pasaron a ser mucho más encarados, con la gente ya lanzando insultos, e incluso puños, pero no estaba aislado como un paría social. Pasé de ser una persona que la gente pretendía que no existía, a una a la que la gente disfrutaba molestar, y durante los últimos años de esta oscura etapa de mi vida, las situaciones lograron destapar un lado verdaderamente oscuro de mi vida, un lado violento, confrontativo, y que fue creado no solo por como me trataron mis compañeros, sino que la falta de resolución de una institución considerada prestigiosa me obligó a convertirme en mi propio vigilante, lo que llevó a mi expulsión. Si me preguntan si me arrepiento de como terminaron las cosas, debo decir honestamente que no. Ahora bien, mi situación presenta un fenómeno extraño que incluso creo que poca gente lograría llamar Bullying, pero el daño que me causó y la manera en la que se desarrolló, sin duda ayudan a fortalecer como se realizó. Creo que lo único que puedo resaltar es que el único apoyo que siempre estuvo durante esta etapa fueron mis papás, quienes constantemente intentaron tomar las mejores herramientas para ayudarme, pero tristemente, mis padres no estaban conmigo en el colegio para evitar la situación.


El bullying, constituye tres factores principales: un factor de que sea una persona en alguna situación de ventaja, un hecho de que sea durante un tiempo constante, y una denigración de el estatus como persona, y mi historia precisamente cubre los tres parámetros necesarios para hacerlo, pero como dije anteriormente mi historia solo está para dar contexto a mi opinión, y como persona creo que el abuso escolar, es probablemente uno de los actos más asquerosos que hay en el mundo. Pues ocurre en un lugar donde se supone que te deberías sentir seguro, donde las personas están para crecer, conocer, e incluso llegar a ser mejores personas, pero tristemente el que ha sufrido de este tipo de ataques, puede honestamente decir que las cosas no son así, que te sientes inseguro, como una gacela en el serengeti africano que puede ser comido por un león en cualquier momento, y es verdaderamente esto lo que más miedo da de la situación. Para poder demostrarlo, no es necesario ver más allá de todas las medidas que los colegios “intentan implementar” para evitar dichas situaciones. Pero más allá de la seguridad del colegio o cosas por el estilo, lo más aterrorizante de estos acontecimientos, son sin duda el ataque sistemático a la integridad de una persona, que los destruye desde adentro hacia afuera, y es por esto que el Bullying para mi es un fenómeno igual de grave a la xenofobia o al racismo. Sin duda mi opinión puede ser exagerada, pero me duele ver que la justicia social por el bullying, ha sido oscurecida, y la gente la discrimina porque no es tan mediática como las injusticias raciales, pero está en nuestras manos seguir luchando por estas causas.


Pero más allá de que la lucha se haya perdido, me impacta mucho más la poca resolución que hay en los colegios del mundo. Según un informe de la OECD, en Colombia el 22.1% de los estudiantes de colegio han sufrido de alguna instancia de Bullying, y en el mundo entero, el promedio está en que uno de cada cuatro estudiantes, sufrirán de acoso escolar. Lo que solo demuestra, que es un problema que está creciendo, y que es importante empezar a buscar soluciones. Sin duda las cifras no mienten, y hoy más que nunca, debemos tomar grandes esfuerzos para pararlo, pues el problema no es uno que se irá rápidamente, sino que seguirá infectando los pasillos de nuestros colegios. Por otra parte, es importante resaltar, que cuando las directivas de los colegios son incompetentes, mediocres, o incluso complacientes con el acto, son igual de responsables que el mismo matón, pues si los colegios no se encargan de la seguridad de sus estudiantes, el problema solo se hará peor.


Las palabras siempre me quedarán cortas para contar tanto mi historia como mi opinión en el tema, pero este es un problema social que requiere de una solución inmediata, para acabar con el sufrimiento del primer pilar de nuestra sociedad, los niños y jóvenes, que no se pueden preparar para el futuro, que no pueden aprender, o que no puedan conocer a personas que los aprecien, por el simple hecho de que cada minuto de una etapa que debe ser dominada por la curiosidad, se ve destruida por un acto tan atroz. Por último solo me queda dar tres mensajes. El primero va para aquel que ha sido/es bully, y es que espero que intente redimirse con las personas a las que les ha hecho daño, y que jamás lo haga. El segundo mensaje, va para los papás, amigos, y familiares de aquellos que sufren y es: apóyenlos, hablen con ellos, estén pendientes de lo que pasa, y más allá de defenderlos, les aseguro que el escucharlos y estar para ellos tendrá mucho más impacto en su vida. Por último a aquel que sufre de este acto atroz, cuenta tu historia, no te quedes callado, y no tengas miedo en hablar con una persona que pueda hacer algo. Por último, a cualquier persona que lea esto, y sienta que quiere compartir una historia, sea siendo, matón, víctima, o un simple testigo, mis oídos siempre estarán ahí para escucharlos, y mis palabras para ayudarlos.

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