Silicon Wadi surgió como el segundo epicentro de innovación tecnológica en la última década en la ciudad de Tel Aviv, Israel inspirado en el nombre de su predecesor, Silicon Valley en California, EEUU. Resulta absurdamente extraño pensar que un país sumido en conflictos bélicos desde el principio del siglo XX hoy sea una potencia en startups como Waze, Wix y Fiver, cotice en altas posiciones en el NASDAQ (la 2nda bolsa de valores electrónica y automatizada más grande de EEUU), atraiga a líderes empresariales como Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim, sea el origen de una cantidad astronómica de startups, sea uno de los centros de operaciones en el extranjero de grandes corporaciones como Microsoft y Apple y finalmente, líder en las tasas de patentes per cápita a nivel global. Esto fue el resultado de una transformación radical a nivel económica y social centrada en la creación de una ambiente de innovación con 4 pilares primordiales: el talento, la capital, los estándares de vida y la cultura.
Primero, al colocar un grupo de personas inteligentes y ambiciosas en un espacio pequeño y contenido, las ideas se intercambiaran, se debaten, se polemizan y se consolidan conduciendo a resultados asombrosos. El territorio pequeño y la gran densidad de población hizo que Tel Aviv pudiera construir un terreno fértil para el espíritu empresarial parecido a la dinámica de un campus universitario, donde los start ups están en constante interacción con sus clientes, socios comerciales y competidores dentro de un ambiente de ingenio y desarrollo. El origen de esto son las instituciones universitarias de talla mundial como La Universidad Hebrea de Jerusalén, La Universidad de Tel-Aviv y el Technion que se caracterizan por sus programas de STEM (science, engineering, technology and mathematics) deslumbrantes, sus docentes brillantes, sus presupuestos generosos para la investigación, su composición estudiantil admirable y su modelo educativo integral. Las cuales preparan a las generaciones emergentes para enfrentarse a la complejidad intelectual y competitividad inherente del mundo moderno, con un sentido de patriotismo extremo, de ambición por el reconocimiento, de disposición a tomar riesgos y de destruir tecnologías obsoletas con unas modernas y revolucionarias.
Segundo, el gobierno en 1993 destinó 100 millones de dólares para desarrollar el sistema central de start ups y Venture Capital, The Yozma Group que catalizan el desarrollo inicial de 10 fondos de VC. El programa se basó principalmente en el desarrollo de fondos que combinaban dinero público y privado para usarlos en la inversión de nuevas empresas israelíes que demostraban alto potencial, capacidad de desarrollo e innovación, lo cual atrajo a más de 30 empresas de capital de riesgo a establecerse en Israel. Tras unos años de funcionamiento el programa se volvió suficientemente robusto y productivo que el gobierno vendió su inversión inicial y hoy en día el sector funciona mayoritariamente de manera privada. Sin embargo, el gobierno continuó invirtiendo al destinar el 4,5% de su PIB (producto Interno Bruto que se refere a la cantdad total de bienes y servicios producidos dentro de los limites de un pais) a desarrollo e investigacion y tambien en la colaboracion internacioanl, lo cual catalizo desarrollos más profundos en temas educativos, empresariales y estándares de vida.
Tercero, la clave para mantener a los inversionistas inyectando capital y fomentando el desarrollo, y a la población motivada a innovar y construir nación es una calidad de vida alta. El Índice de Desarrollo Humano que mide el progreso a largo plazo en tres dimensiones fundamentales: una vida larga y saludable, acceso al conocimiento y un standard de vida decente posiciona a la nación en el puesto #22 de 1983 con un valor de 0.906 que se traduce a “Altamente Desarrollado”. En términos de indicadores macroeconómicos centrados en el desarrollo Israel resulta ser un país tremendamente atractivo para la plenitud, seguridad y comodidad existencial. Con una expectativa de vida de 82.8 años al nacer, una media de educación de 16 años, un ingreso nacional bruto per cápita ajustado a la paridad de poder adquisitivo de $33,661, un índice de género del 0.972, un coeficiente de gini (que evalúa la distribución de riqueza y en sí la inequidad poblacional) de 38.9 y una tasa de desempleo del 1,4%. Es evidente el calibre de la sociedad de bienestar de la nación, que ha incentivado a la migración extranjera, la inversión de magnates empresariales, la construcción de compañías con un enfoque de STEM y en sí la creación de un ambiente de innovación sostenible y alucinante.
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