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La Democracia en la Época del COVID-19; Rosa Piedrahita

Actualizado: 1 jul 2020

Nos encontramos en un momento histórico donde una pandemia será la encargada de labrar el rumbo de una humanidad que creía saberlo todo, y aunque parece que el mundo estuviera detenido a la espera de una vacuna, el show debe continuar y la política no da esperas.


La democracia definida como el Estado de derecho fundamental en la soberanía popular, parece quedar expuesta ante una amenaza directa, ya que el COVID-19 se ha convertido en una excusa clave para consolidar el poder político por medio del control. Muestra de ello, son los dirigentes alrededor del mundo que no han perdido la oportunidad de utilizar esta pandemia a su favor, creando políticas para la prevención de la propagación del virus que responden a sus intereses y no al riesgo a la salud pública, transformando el miedo colectivo y la desinformación en las herramientas para su anhelado ascenso autoritario.


Asimismo, el confinamiento, la estrategia más eficiente en este momento para evitar el colapso del sistema de salud, le brinda a los líderes con ideales autoritarios puntos ciegos para continuar debilitando los derechos y las libertades civiles de sus ciudadanos. Y, es que en muchos países del mundo la pandemia ha sido la excusa para limitar las vías de protesta, censurar a la prensa, atacar a la oposición, cambiar las leyes electorales y configurar el panorama a favor de sí mismos.


Cabe destacar que esta tendencia autoritaria no tiene límites geográficos; se encuentra presente y en ascenso en todas partes, incluso en América y Europa. Es claro que este accionar ataca a una democracia desprotegida, pues sus defensores se encuentran sumidos en las problemáticas internas causadas por la pandemia y no se atreven a pronunciarse sobre la situación política de otros países porque temen la desaprobación de sus ciudadanos.

En definitiva estamos en un momento crucial, donde se definirá mucho de lo que nos acompañará en esta nueva década y aunque el COVID-19 en este momento es una amenaza, no se puede debilitar la política exterior porque, así como el virus hay otras problemáticas que no reconocen fronteras y en este mundo globalizado, las consecuencias de una mala administración las sufrimos todos.

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