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DIA DE MUERTOS; Ana Cristina López

Como ya se sabe, México es un país de fiesta en sus buenos ratos y de una gastronomía exquisita, pues ambas cualidades nacen del corazón y de muchos años de historia, por lo anterior se respalda que, en nuestra cultura, aún después de muertos regresemos a nuestros hogares para compartir el calor familiar y sobre todo ¡seguir comiendo!


El día de muertos o la fiesta de los muertos se lleva a cabo cada año el 02 de noviembre y en las familias mexicanas es una fiesta esperada con regocijo pues, es temporada de hacer pan en los hornos caseros, los mismos que se colocan en el altar.


En nuestras raíces indígenas, el día de muertos comprende el regreso de las ánimas de nuestros difuntos a casa, a nuestro mundo, el mundo de los vivos, con el propósito de convivir con sus familiares al menos una sola vez por año para ser recordados y degustar de todos los alimentos y platillos que a ellos se ofrecen en su altar para demostrar que la muerte no es olvido, sino, una presencia viva en las anécdotas contadas sobre el fallecido por todos sus familiares con los que en vida, compartió sus andares.


Nace entre la celebración de rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la celebración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos; los antiguos pueblos indígenas originarios de nuestro país, junto al calendario cristiano, trasladaron esta tradición de forma que coincidiera con el final del ciclo agrícola del maíz, principal cultivo alimentario de México.


En el altar se coloca la ofrenda, y comprende:

El agua, utilizada para que las almas sacien la sed después del largo recorrido hacia el mundo de los vivos y recobren fuerzas para regresar.

La sal, utilizada para que las ánimas no se corrompan en sus viajes de ida y vuelta y puedan regresar el año siguiente.


Velas y veladoras, que significan la luz, la fe y la esperanza, y se utilizan para guiar a las ánimas de regreso a sus hogares. En algunas comunidades indígenas, cada vela o veladora representa un difunto, por lo que la cantidad dependerá del número de almas que quieran recibir. Igualmente, la posición y el color de las velas tienen un significado, una vela morada representa duelo y si se colocan en punto de cruz, hace referencia a los puntos cardinales, para que el alma pueda orientarse.


Copal e incienso, utilizado para limpiar el hogar de los malos espíritus y que el alma del ser querido pueda llegar a casa sin ningún peligro.

Flores de Cempasúchil, utilizadas como símbolo de festividad, con el aroma y el color alegran al ánima que al marcharse se irá contenta.

El pan, utilizado más como forma religiosa, al ser "el cuerpo de Cristo", es una manera de ofrecer un reencuentro fraternal.

El retrato del fallecido, el cual debe estar escondido de tal manera que únicamente pueda verse a través de un espejo, como forma de dar a entender que está aquí pero no se le puede ver.


Calaveras de azúcar en tres tamaños. La pequeña está dedicada a la Santísima Trinidad, la mediana representa que la muerte está siempre presente y la grande al Padre Eterno.


De igual forma, dentro del altar se puede colocar papel picado, mole con pollo, licor, una cruz grande realizada con ceniza, una imagen de las ánimas del purgatorio, gollete y cañas, izcuintle o petate. (https://www.marca.com/claro-mx/trending/2020/10/27/5f9882d6e2704e75708b4651.html)

A partir del día 28 de Octubre los altares hacen notar su presencia, así como las familias que participan en su creación, es este día cuando las familias reciben a todos aquellos que fallecieron por “Desgracia” es decir, aquellas personas que se encontraban en las mejores condiciones de vida y por causas imprevistas como algún accidente automovilístico, desastre natural, asesinato, etc. fallecieron, provocando un impacto doloroso en sus seres queridos, el día 29 de octubre es dedicado a las personas que murieron ahogadas, el día 30 de octubre se hace homenaje a aquellas almas solitarias u olvidadas, el día 31 de octubre se recuerda a los niños que se encuentran en el limbo, es decir, a los no nacidos que fallecieron sin ser bautizados, el día 1° de noviembre es dedicado a los fallecidos en la infancia y el día 2 de noviembre se honra a las personas fallecidas en su vida adulta y es ese mismo día en el que todos juntos regresan al Mictlán y, aunque el día de muertos termina, el cariño a nuestros seres queridos no tiene fecha final.

Esta celebración nacional, llena de alegría y orgullo a cada mexicano pues, se vive eternamente en el corazón y la memoria de quienes después de muertos nos esperan con nuestra comida favorita e iluminan nuestro camino al mundo de los vivos. Gracias a que nuestros abuelos y abuelas, padres y madres, hermanos y hermanas, amigos y ancestros pueden salir del Mictlán una vez al año y regalarnos un abrazo que nace en sus recuerdos y permanece en la memoria de cada generación, la muerte no asusta al mexicano, pues hasta a la Catrina le gusta apostar por lo inesperado con Tequila.

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